¡Qué mal rato! La presentadora Oprah Winfrey acababa de celebrar con una gran carcajada una de las ocurrencias del actor Robert Pattinson, que es un encanto y había contado chistes y había agitado su flequillo y había engatusado al público del plató con su acento británico y fascinante.
Y, entonces, esa mujer grande y poderosa giró la cabeza hacia la protagonista de Crepúsculo, Kristen Stewart, y, por un momento, pareció desconcertada. Y luego trató de suavizar su tono de voz, quizá asustada por la fragilidad de aquella joven capaz de enfrentarse a un grupo hostil de chupasangres en la ficción, pero que ahora clavaba su mirada en el suelo, presa de una timidez tiránica que torturaba sus gestos y trabucaba sus palabras.
El que Oprah decidiera manifestar su sorpresa en voz alta (“you look so shy!”) no hizo más que aumentar el sudor y el sonrojo. También provocó la sonrisa cariñosa y burlona de Pattinson, a quien Kristen vigila constantemente, pero intentando que no se note, de reojo.
La timidez puede ser dulce, paralizante y malvada (la de Stewart obliga a esta a encorvar la espalda y a mecer rítmicamente una pierna como si estuviera marcando el compás de una canción de rock acelerado). También puede ser humillante. ¿Cómo es posible que Dakota Fanning, casi una niña, fuera capaz de mantener la mirada a la cámara, sonreír con desparpajo y relatar ordenadamente en qué consistía su papel en el filme en el que ambas trabajan?
A su lado, Kristen se retorcía y respiraba con ansiedad. Luego ocurrió lo de los premios MTV. Aún recuerda el temblor que empezó cuando leyeron su nombre en la categoría de mejor actriz del año y, unos segundos después, la imagen del galardón resbalando entre sus manos y haciéndose pedazos. Esa vez salvó la situación con humor: “Esto ha sido tan incómodo como imaginé”. Y sus fans, que no saben si idolatrarla u odiarla por haber probado los besos de Pattinson, la reconfortaron con un aplauso.
En el ojo del huracán
Antes de rodar Crepúsculo en 2008, Stewart había participado en una veintena de películas. Sin embargo, fue su interpretación de Bella la que la precipitó a la fama. Hoy, cuando desvela su desasosiego ante las entrevistas, las alfombras rojas y la efusividad de algunos seguidores, es difícil saber si esa chica pálida y desgarbada, amante del cine indie y algo solitaria, disfruta del fenómeno vampírico que protagoniza. Ya confesó que le había costado aceptar el papel: la sinopsis le pareció al principio “vana, vacía”. Luego, al leer el guión con detenimiento, cambió de opinión, cuenta.
Hoy vive ese sueño arrollador entre el estudio de grabación y su hotel en Vancouver. Ha descubierto que la única manera de que ninguna revista publique donde ha pasado la noche es recluyéndose en su habitación. Si quiere tomar el aire, abre la ventana. A veces fantasea con dar un paseo sin ser perseguida por una marea humana que grita su nombre enfervorecida.
Sobre su supuesto romance con Robert Pattinson, ni confirma ni desmiente. “Si dijéramos que estamos saliendo, los medios dirían al día siguiente que hemos roto, esto no se para nunca”, reflexiona.
Pese a su mutismo, las páginas cuché han construido una emocionante historia de amor entre Robert y ella. Aseguran que son novios desde hace tiempo, que ya piensan en boda pese a su corta edad –ella tiene 20 años; él, 24- o que han cortado y que asisten a terapia de pareja. Cosas del mundo rosa.
Criada entre bambalinas
El cine y la televisión siempre han formado parte de la vida de Stewart: su padre es productor de la FOX y su madre es guionista y ahora se prepara para dirigir su primera película, que contará con Kristen en el papel principal. Sin embargo, la actriz asegura que fue ella y no sus progenitores, quien quiso probar suerte en el mundo de la interpretación cuando un agente se lo propuso a los 8 años.
Desde entonces, ha trabajado con actores de la talla de Jodie Foster en La habitación del pánico o Robert de Niro en Algo pasa en Hollywood. Entre otros reconocimientos ha obtenido un premio Bafta y su nombre figura en el Top de las 40 celebridades con más ingresos en 2010. Además del cine, Kristen ha declarado que la literatura es otra de sus grandes pasiones.
Ahora se prepara para encarnar en la gran pantalla a Blancanieves.
Kristen Stewart: En el ojo del huracan
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