Hola, soy Jenny. Estoy aquí para hablar contigo.
"Está bien. Soy Rob. Um... ¿te gustaría comer papas fritas? ¿con salsa?"
Allen Coulter, el director de Hollywoodland y la fuerza creativa detrás de Los Sopranos, me ha enviado. Él estaba pensando en hacer esta película - todavía no estaba ahí, pero debería ir "a conocer a Rob."
Rob. Cuando él llegó a los Estados Unidos, durmió en el sofá de su agente y luego obtuvo un pequeño papel en una película llamada Harry Potter y el Algo de Algo, la cual tuvo ganancias de alrededero de $900 millones en todo el mundo.
Y luego hizo otra, llamada Twilight, la cual ganó $385 millones en los cines y cerca de $200 millones en las ventas de DVD en Estados Unidos.
La riqueza de la taquilla, como la mayoría de la población femenina del planeta, lo siguen de continente a continente, alimentando un enamoramiento agudo.
Coulter sugirió que reescribiera Remember Me (para que quede constancia, hay un solo escritor acreditado, Will Fetters) este primer estreno americano en el cual Rob interpretará a esta forma de vida basada en carbón en el dominio terrenal, mortal, no-mágico - Salvador Dalí, el cual interpretó en Little Ashes, seguramente no califica. Mientras Rob garabatea en el libreto, está claro que él está empezando su proceso de revisión.
La cara de Rob está constantemente ocupada - especialmente sus ojos calidoscópicos, los cuales están constamente girando y dilatándose, porque él siempre está pensando. En el transcurso de ese latte, él contempla a Jimmy Hendrix, papas fritas, chicas, cerveza, arte, su primo el filósofo, chicas, verdad, Dios, su perro, chicas, y si el acosador de este fin de semana lo ha seguido desde L.A. No creo que haya podido apagar su cerebro aunque quisiese.
A pesar de la legión de fans siguiéndolo de hotel en hotel, asediados como la armada de Roma, él no es ni temeroso ni presumido – él está hambriento, curioso, siempre alcanzado intelectualmente. Eso puede no sonar como la gran cosa, pero piensa en el contexto: Completos extraños quieren tener relaciones contigo, dispararte, ser tú, comprarte, venderte, pasar los dedos por tu cabello, mirarte teniendo sexo, escucharte orinar, comer papas contigo, y secuestrarte y meterte en el baúl de tu carro. ¿Y tú? Tú debes saber más, más, más acerca de enfermedades exóticas tropicales.
Rob y yo descubrimos que compartimos una fascinación mutua con aflicciones que mutilan y desfiguran y dan asco: Él habla sobre cancrum oris, sobre la cual una bacteria se come tu cara hasta que te queda como una ventana en un lado de tu cabeza y todo el mundo puede ver tus dientes; yo menciono el síndrome de vómitos cíclicos, una condición en la cual vomitas literalmente todo el tiempo; él se deleita en filariasis linfática, donde gusanos parásitos cavan en tus nodos linfáticos y pueden hacer que tus testículos se hinchen del tamaño de los melones, forzándote a que los lleves en una carretilla.
Mencionamos un éxito en películas de alquiler, titulada Candiru Infestation, acerca de un pequeño pez que nada hasta tu uretra y tu tracto urinario y se aloja en el pene con espinas en forma de un paraguas al revés que dispara desde su espina.
“¡Brillante! ¡Podría ser como Finding Nemo!” dice Rob. “Y el pequeño candiru está perdido en los testículos! ¡Piensa en el soundtrack!”
Cerveza No. 1
Catorce meses después estamos en Londres. New Moon, la segunda película en la saga de Twilight, ha impuesto récords de taquilla por la más grande apartura de media noche y la mayor recaudación en su día de estreno. Remember Me, el drama del papel de un joven en crisis interpretado por Rob, ha concluido. Él tiene 24 horas antes de que empiecen los ensayos para Bel Ami, basada en la novela de Guy de Maupassant, en el cual él interpreta a un escalador social.
Él está esperando para recogerme en el bar de mi hotel. Él ha ordenado para él una pinta de cerveza y, recordando mi bebida de elección, una Coca de dieta para mí. Él tiene unos modales encantadores de un buen hijo de una buena mamá.
Él dice que quiere llevarme a un particular restaurante cerca, “sólo un lugar un poco apartado.” Entonces un poco alejado, resulta ser, que después de merodear por casi todo el Covent Garden, no podemos enonctrarlo. Él no parece sorprendido, en realidad. Últimamente él se ha estado perdiendo mucho en su tierra natal. Pero ya han sido un par de años desde que él vivió aquí, y Londres es confuso de todas formas.
Considerando alternativas, echamos un vistazoa un café repleto de gente joven y hermosa, pero él retrocede. Unos minutos más tarde, cuando llegamos a un restaurante mexicano pequeño, el pelo de su lomo se levanta un poco. Hmm. Me pregunto si, a este punto, él es capaz de olfatear a los locos fans ocultos debajo de las mesas.
“Sí. Por supuesto. Pero la última vez que estuve aquí, el guacamole estuvo malo.”
Rob ha hecho ninguna concesión sartorial acerca el peor invierno británico en 30 años. Una camisa, chaqueta liviana como Carhartt, sin guantes. Él tiene un sombrero, a lo mejor el mismo que usó en Nueva York. Estoy envuelta como el Hombre Michelin y estoy congelándome. Él está optimista, sin perturbaciones, riéndose. Se me ocurre que Londres parece darle una libertad que no tiene en Nueva York o Los Angeles. Y una noche londinense con calles desiertas, llenas de nieve, después de la tormenta épica que paralizó Heathrow y cerró los trenes Eurostar, es como un jugueteo sin molestias mientras se usa ropa interior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario