Robert Pattinson teme llorar en las entrevistas

El actor ha reconocido que al principio no quería formar parte de Crepúsculo pues era un proyecto demasiado grande para él. Pese a ser elegido entre miles de aspirantes, Robert Pattinson pensaba que no era el adecuado para dar vida a Edward Cullen pues no tenía un cuerpo perfecto. Ahora que ha demostrado que encaja con el personaje, Robert sigue teniendo miedo a una cosa: echarse a llorar durante las entrevistas.

A Robert Pattinson la idea de participar en Crepúsculo no le hacía mucha gracia, y menos aún después de que en el cásting le pidieran que se quitara la camiseta. El actor afirma que el proyecto le venía un poco grande al principio, así que no se esforzó mucho para ser escogido.

"Entré en Crepúsculo por casualidad. Era una oportunidad y, como no era conocido, tampoco tenía nada que perder", ha explicado el actor. Así, Robert se presentó al cásting sin muchas expectativas, y a la salida estaba convencido de que nunca le escogerían a él.

"En la prueba me pidieron que me quitara la camiseta. Pensé: 'Si ese es el criterio que emplean, yo no soy el chico adecuado'. No quise prepararme mucho, ni hacer ejercicio para tener los abdominales marcados; ahora que lo pienso, ese día debería haberme peinado", ha declarado.

Pero finalmente se alzó sobre el resto de candidatos, y ahora es mundialmente famoso por su papel como Edward Cullen. Sin embargo, a Robert aún hay algo que no le convence de todo este asunto: la prensa.

Según recoge Showbiz Spy, el actor lo pasa tan mal ante los periodistas que teme perder los nervios y que se le salten las lágrimas: "Durante las entrevistas estoy increíblemente nervioso. No quiero que se haga un silencio porque me echaría a llorar de puros nervios".

Aparte de pasarlo mal en las entrevistas, Robert detesta ver cómo ha quedado su trabajo, pues cree que los demás piensan que lo está haciendo mal: "Odio verme en pantalla porque me preocupa que mi actuación parezca falsa. Llevé a mi madre al estreno de Crepúsculo y los primeros diez minutos me moría de vergüenza. Al final salí de la sala y me senté en el coche".

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